viernes, 8 de abril de 2011

La Liga de Quemú Quemú (1915)

Los movimientos vecinales de resistencia, si bien contados, fueron la manera que tuvieron muchos habitantes territorianos para hacerse oír cuando sus derechos fueron avasallados. En una gobernación donde la ciudadanía política estuvo restringida a pocos pueblos, muchos pampeanos se organizaron contra municipios indolentes y monopolizados por una clase política que no admitía oposición. En Quemú Quemú, un grupo de vecinos logró no sólo dar pelea al poder de una elite, sino ser una alternativa de gobierno destronando a una municipalidad sin consenso popular en 1915.

Norberto Asquini

En 1915 Quemú Quemú estaba gobernado por una agrupación conservadora que se había mantenido en el poder desde la constitución de la municipalidad. El Comité Independiente había monopolizado el concejo desde 1912. A pesar de la posibilidad de representación en el seno del concejo que se abrió para la minoría opositora con la ley electoral Sáenz Peña, el control por parte de la facción oficialista sobre el municipio continuó en boga. Así, en enero de 1915 se expulsó al único representante de la lista contraria dentro del concejo, Félix Ramírez y se exoneró al edil oficialista Benito Castro por “indignidad, insultos y calumnias contra la corporación municipal” al haber realizado acusaciones en algunos medios periodísticos contra sus pares de la comuna. Los oficialistas quedaron dueños absolutos del concejo. El camino para llegar a la municipalidad de la oposición fue la movilización lograda por nuevos sectores ciudadanos recién ingresantes a la política partidaria, alternativa de poder que castigó a la mala administración del grupo hegemónico local. Ese año el cuerpo postergó el llamado anual a elecciones ya que era “voz pública que los ex concejales no entregaron la municipalidad porque temen una acusación por los desfalcos y malversación de fondos existentes, pudiendo probarse que el secretario municipal recibió una comisión de 5.000 pesos por la concesión de la luz eléctrica”. Nace la Liga En marzo, los vecinos cansados de la gestión comunal se movilizaron en una Liga de Resistencia. “Los elevados impuestos municipales -afirmaba la prensa- que gravan al vecindario hicieron que los contribuyentes se constituyeran en una Liga de Resistencia. Con esta unión de vecinos el oficialismo local ha quedado reducido en un circuito sin ambiente, motivo por el que es evidente la caída del HC municipal. La Liga se ha comprometido formalmente a no pagar ningún impuesto hasta tanto los ediles no sepan dar una explicación satisfactoria a los destinos que serán dados a los dineros del pueblo”, afirmaba La Autonomía. Los reclamos estaban vinculados al déficit comunal, sin que por ello la recaudación estuviera reflejada en una inversión en mejoras públicas dado que no había obras de caminos, alumbrado, calles o servicios públicos. El 11 de abril la Liga organizó una marcha en la plaza local reclamando por la falta de obras, protestando en contra de los altos impuestos y pidiendo la renuncia de los concejales y la intervención al municipio. La mayoría de los comerciantes locales cerraron sus puertas en señal de protesta y la prensa informaba que “el pueblo se haya excitadísimo temiéndose que sobrevenga un conflicto grave”. Los dirigentes de este movimiento popular eran el ex concejal Torres, Lombardía, Martín y Zenón Mariani. A las urnas La aplicación de la nueva ley electoral impulsó en el vecindario quemuense una intensa competencia. Ante la proximidad de las elecciones el oficialismo aprestaba la “máquina electoral para elaborar el fraude” al empadronar sólo a aquellos vecinos adictos al concejo. Poco antes de los comicios la oposición al concejo, en asamblea pública, proclamó como candidatos del recientemente constituido comité Unión Quemuense, brazo electoral del comité de resistencia vecinal, a Modesto Careto, Clemente Gambarini y Antonio Mattos. La UQ lanzó una plataforma, por primera vez en el pueblo, lo que habla de un grupo organizado para abordar el concejo. Entre sus propuesta figuraba el gestionar el arreglos de calles ante las autoridades nacionales, hacer conocer el estado financiero de la comuna a los habitantes, lograr el abaratamiento en la inspección de artículos de primera necesidad, la renovación de la valuación territorial y apertura de caminos paralelos a las vías. La municipalidad, agrupada en el fuerte Comité Independiente comenzó su campaña con anónimos públicos contra los candidatos opositores y “desde el intendente municipal hasta el basurero hacen política abierta a favor del partido Independiente. Se dice que compran votos por $5 y $10 y presionan a los vecinos humildes con amenazas para que voten su lista de candidatos. También han introducido a la localidad un sinnúmero de personas desconocidas y que hacen correr la voz que son matones al servicio de la municipalidad”, indicaba La Autonomía el 27 de noviembre. El 30 de noviembre se desarrollaron las elecciones triunfando la oposición con Gambarini (que obtuvo 274 votos) , Mattos (266) y Caretto (265) sobre los independientes Castañeda (228), Benjamín García (224) y Victoriano Peón (217). Sin embargo, los municipales aunque no anularon los comicios ya que no hubo irregularidades, postergaron su tratamiento hasta que el cuerpo entró en acefalía. Sin embargo, a pesar de la presión de los conservadores, poco antes de caducar la comuna, el gobernador Felipe Centeno declaró válida la elección practicada y quedó constituida la municipalidad. Intensa competencia Algunos vecinos que profesaban su ideario radical fundaron el 5 de mayo de 1916 el comité “Aristóbulo del Valle” bajo la dirigencia de Rafael Mariani y Ricardo Costabel. Sin embargo, muchos continuaron militando bajo el Comité Unión Quemuense ya que la nueva fuerza no tenía aún un espacio propio. En 1916 se presentó a elecciones nuevamente el UQ que era gobierno y el Comité Independiente. El 8 de octubre fueron los comicios que mostraron una gran movilización dado la competencia abierta entre ambos comités. La prensa comentaba que “toda la mañana, incluso hasta las primeras horas de la tarde, era un ir y venir a toda velocidad de los autos y carruajes, en busca de los electores que los conducían de las quintas y chacras del pueblo, los que no se habían adelantado a concurrir a los correspondientes comités”. La UQ puso diez automóviles y el Independiente siete, además de los sulkys y carruajes para movilizar a los 588 votantes de los 730 empadronados. Los independientes eran apoyados por los concesionarios de la usina eléctrica local, que no querían que los municipales del UQ le cortaran el contrato. Entre las maniobras electorales puestas en juego se decía que los independientes pagaban dos pesos a varios linyeras para votar por su agrupación. Ganó finalmente por 54 votos de diferencia el UQ con Luis Colombo (318 votos) y Benito Castro (317) y como juez de paz Mariani (310); sobre los independientes Santiago Luna (248) y Juan Vásquez (242) y Martín Borthiry (256) como postulante al juzgado local. Protestó, desde luego, el Independiente por vicios y fraudes e intentó realizar una manifestación pública, pero no pudo contar con el apoyo de los comerciantes ya que “se negaron a bajar las cortinas” y la protesta no tuvo eco. Las últimas En 1917 volvió a ganar el UQ, que con una buena administración comunal y el control de la maquina electoral cerraron el camino a la creciente UCR en Quemú que ese año se separó de los oficialistas para hacerse un espacio propio. El 30 de septiembre en Quemú Quemú el comité Unión Quemuense volvió a ganar las elecciones con Modesto Caretto con 314 sufragios y Antonio Mattos con 283 sobre 398 votos emitidos. En tanto, el radical José Mariani debió conformarse con su ingresó como minoría con sólo 88 sufragios a su favor. Cuando en 1919 fue intervenida la municipalidad por el gobierno territoriano que respondía a la administración radical de Hipólito Irigoyen el movimiento vecinal terminó por mimetizarse con el partido que hegemonizó la vida política de los ’20 en el Territorio.

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